Tu fase premenstrual no es un problema: es un portal hacia tu verdad

Durante años nos han hecho creer que la fase premenstrual es ese momento incómodo del ciclo en el que “nos ponemos insoportables”, “todo nos molesta” o “estamos demasiado sensibles”. Pero ¿y si esa sensibilidad no fuera un error del cuerpo, sino un recordatorio de lo que ya no encaja en tu vida?

La fase premenstrual no viene a castigarte, viene a mostrarte lo que has estado silenciando.
Es ese momento del mes en el que la máscara de “niña buena” empieza a agrietarse. Cuando el cuerpo y el alma se sincronizan para decir: ya basta de complacer, ya basta de callar, ya basta de forzar lo que no vibra contigo.

La sabiduría detrás del caos

En esta fase, la energía desciende. La progesterona baja, el cuerpo se vuelve más introspectivo, y la mente pierde interés en lo superficial. Todo lo que no es auténtico empieza a chirriar.
Por eso, te irrita lo que normalmente toleras. Por eso, te duele lo que antes pasaba desapercibido.
No estás “demasiado sensible”: estás más lúcida que nunca.

Tu sistema nervioso y tu útero te están diciendo la verdad. Estás más conectada con lo que duele, sí, pero también con lo que importa.
Y esa incomodidad, si la escuchas, puede ser una brújula poderosísima hacia tu autenticidad.

Cuando tu cuerpo te dice “ya no más”

La fase premenstrual es la parte del ciclo en la que más fácilmente entramos en contacto con nuestra sombra: con lo que negamos, con lo que no queremos mirar, con lo que incomoda.
Y ahí es donde se abre la puerta al poder.

Pregúntate:

  • ¿Qué estoy sosteniendo que me drena?

  • ¿Dónde estoy diciendo “sí” cuando mi cuerpo grita “no”?

  • ¿Qué versión de mí ya no quiere seguir actuando?

Estas preguntas, en lugar de juzgarte, pueden ayudarte a desnudar tu verdad. A recordar que la autenticidad no siempre se siente bonita… pero siempre libera.

Honrar a tu hechicera

Cuando estamos en esta fase, el arquetipo que se activa es La Hechicera. También conocida como la maga, la bruja, la chamana.

La hechicera es la mujer que ya no necesita agradar. Es caos creativo, es magia interior, intuición divina. Tiene una fuerza intensa, cambiante, impredecible pero profundamente fértil en el plano simbólico y emocional.

Por eso, si en lugar de luchar contra esta fase, la abrazas, podrás usar su energía para depurar, soltar y reconectar con tu esencia.
Puedes escribir, moverte, llorar, gritar, descansar.
Puedes permitirte no ser productiva, no ser amable, no ser perfecta.
Porque la autenticidad no nace del control, sino de la honestidad contigo misma.

Tu fase premenstrual no está rota.
Eres tú recordando quién eres sin filtros, sin adornos, sin el disfraz de lo que esperaban de ti.

Cuando la escuchas, tu premenstrual te devuelve a casa.
Te devuelve a ti.

Si estas palabras resuenan contigo y quieres vivir tu ciclicidad desde un lugar más sano y verdadero, en las sesiones de terapia menstrual podemos ayudarte.

Un abrazo,

Laura

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