Se acerca San Valentín y todos los escaparates del centro de Madrid están llenos de corazoncitos y objetos teñidos de rojo con la palabra «LOVE». Un año más, me planteo: ¿Hasta cuando vamos a seguir reproduciendo tradiciones que sigan perpetuando una idea del amor tan idealista e infantil?
El modelo clásico de «Amor Romántico» al que estamos acostumbrados a ver en las películas, novelas, historias… tiene mucho de tóxico y poco de romántico, la verdad.
Bajo mi punto de vista y apoyándome en mi experiencia clínica, creo que usamos la palabra «amor» de una forma inapropiada, atrevida y a veces, injusta. Pues asociamos el amor con gestos y actitudes que poco tienen que ver con amar verdaderamente a un ser humano.
A continuación os comparto algunos ejemplos de actitudes y comportamientos bastante habituales en nuestros vínculos y etiquetados como «románticos», pero… ¿Realmente lo son?
- SUFRIR POR AMOR: popularmente se ha normalizado sufrir por amor, como si fuera algo inevitable cuando estableces una relación amorosa con alguien. Pero yo pienso que no es así. El amor no hace sufrir. Sufrimos por las conductas o acciones de otros, o sufrimos porque nos enamoramos y no somos correspondidos, pero el amor no hace daño, ni las relaciones afectivas tienen que ser un lugar de dolor. Si estás en una relación donde sufres más que gozas, por favor, vete de ahí, porque no estás en el lugar adecuado para ti.
- SER EL ÚNICO APOYO EMOCIONAL EN TU PAREJA: No, no es romántico ni bonito ser la única persona en la que se sostenga tu pareja. El amor romántico reproduce esta idea de «pareja fusión» (tú y yo, somos 1). Pues mira no, tú eres uno y yo soy otra, y la relación es cosa de los dos. Fusionarte con tu pareja te va a aislar, te va a alejar de tu círculo, de tu vida y de ti mismo. Lo sano y lo bonito de verdad, es que cada persona dentro de su relación mantenga su propia vida, con sus amistades, familia, inquietudes, aficiones…y que juntos forméis un equipazo, sin perder nunca vuestra individualidad.
- SENTIR CELOS COMO MUESTRA DE AMOR: Los celos son una emoción y como tal, no hay nada de malo en sentirlos, siempre y cuando puedas hablar de ello con tu pareja y podáis resolver las dudas o malentendidos que hayan provocado esos celos. Pero sentir celos no es una muestra de amor, ni mucho menos. Sentir celos significa que hay un miedo (real o imaginario) de perder a una persona, pero normalizar que sentir celos es lo habitual cuando estás en una relación, no es sano para el vínculo. Lo normal es sentir seguridad y calma, no celos.
- HACER CUALQUIER COSA POR NUESTRA PAREJA: En una relación de pareja (o de cualquier tipo), es imprescindible establecer unos límites claros. Si tu pareja comete algún acto que te daña, como por ejemplo, se burla de ti, te falta el respeto, te humilla…hay que actuar y dejar claro que hay actitudes que no son permitidas dentro del vínculo. Porque no, no todo vale por amor.
- RENUNCIAR A TUS SUEÑOS Y A TUS METAS: Se ha romantizado mucho la idea de «dejarlo todo por amor» (cambiar de residencia, dejar un trabajo, renunciar a un cambio…) ¿Pero realmente, eso es romántico?. Una cosa es que decidas acompañar a tu pareja en alguna experiencia que por ti mismo, no hubieras vivido, como por ejemplo, cambiarte de país. Pero es una decisión racional, no romántica. Sobre todo, si esa decisión que tomas por seguir a tu pareja implica renunciar a tus sueños o a tus objetivos…¿merece la pena?
- DEJAR DE CUIDARTE TÚ POR CUIDAR DE LA RELACIÓN: Que tu pareja se convierta en tu prioridad y tu relación esté por encima de tus necesidades, no es romántico. Una relación es un lugar para crecer, enriquecerse y cuidarse mutuamente. A veces, nos enfocamos demasiado en la otra persona y le damos más importancia a complacer al otro que a nosotros mismos, y eso, no es un buen plan. Cuidarte tú es tan importante como cuidar el vínculo. Si sientes que estás en un lugar donde no tienes tiempo para ti…párate y observa qué ocurre.
- COMPARTIR TODOS TUS ESPACIOS CON TU PAREJA: Está genial compartir tiempo y aficiones con tu pareja, de hecho, creo que es una pieza fundamental para que la relación funcione, pero el problema aparece cuando tu pareja y tú sois como siameses y vais juntos a todas partes. Puede parecer romántico desde fuera, pero realmente, es algo que desgasta y resta. Cuando compartes con tu pareja casi todo lo que haces, indirectamente ambos renunciáis a vuestra independencia y frenáis vuestro desarrollo personal.
Hace poco, en una terapia de pareja, en mi consulta, me decían: «Qué complicado es esto del amor».
Y no les falta razón, aunque creo que el amor en sí no es complicado; lo verdaderamente difícil es aprender a relacionarnos.
Creo que echamos la culpa de todo al amor, como si fuese algo peligroso de lo que debemos protegernos, o el culpable de todos nuestros males, pero realmente, nunca sufrimos por amor.
Sufrimos porque nos han rechazado, sufrimos porque nos sentimos abandonados después de una ruptura, sufrimos porque sentimos celos, sufrimos porque no se cumplen nuestras expectativas, sufrimos porque no sabemos comunicarnos bien, sufrimos porque nuestros proyectos finalmente no se hacen realidad, sufrimos porque nos han traicionado, sufrimos porque nos han tratado mal, sufrimos por la incertidumbre, sufrimos porque no nos han elegido, sufrimos porque nos han sido infieles…. y por muchas cosas más… pero nunca por AMOR.
El amor, nunca lastima.
Lastiman las conductas de las personas, pero el amor, jamás❤️
¿Y vosotros? ¿Qué pensáis? Me encantará leeros.
Os abrazo,
Laura