Las emociones forman parte de nuestro día a día, de nuestras rutinas y sin embargo, para la mayoría de nosotros pasan desapercibidas… Incluso, aun llegando al extremo, poco o nada nos detenemos para intentar averiguar que nos dicen.
Las emociones son reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando percibe un objeto, persona, lugar, suceso, o recuerdo importante. Es decir, las emociones siempre nos van a indicar algo, por lo tanto, deberíamos profundizar más en ellas. ¿Por qué no lo hacemos? En este artículo voy a hablaros sobre las emociones básicas y sus características.
“Hay que tener en cuenta que el impulso es el vehículo de la emoción y que la semilla de todo impulso es un sentimiento expansivo que busca expresarse en la acción.”
-Daniel Goleman-
ALEGRÍA
– La alegría es la emoción positiva que surge cuando algo bueno nos ocurre, cuando se produce un acontecimiento favorable que suele manifestarse con signos externos como la sonrisa, un buen estado de ánimo y el bienestar personal.
– Funciona como un motor que activa nuestros recuerdos y experiencias alegres, además mejora nuestra salud, pues provoca cambios hormonales reduciendo el estrés, mejorando la respuesta inmune.
– Nos facilita las relaciones sociales, pues cuando nos sentimos alegres somos personas más comunicativas, más solidarias y dinámicas. Todo ello consigue suavizar las emociones negativas: cuando sentimos alegría lo malo carece de valor.
– Lo mejor de la alegría es que se contagia y se transmite. Cuando estamos alegres nos gusta compartirlo con los demás, derrochando felicidad a nuestro alrededor.
“Sin la tristeza no seríamos capaces de sentir alegría.”
TRISTEZA
– La tristeza se caracteriza por un estado de ánimo que decae y hace que nuestra actividad mental se reduzca, reduciéndose también nuestras acciones y nuestra vitalidad.
– Estamos tristes cuando ocurre algo que hiere nuestros sentimientos: una pérdida, un rechazo, un fracaso… es decir, cuando nos sentimos dañados. Se puede tratar de una situación leve momentánea o puede ser una sensación intensa y más duradera, pero no podemos confundirlo con una depresión.
– Sentir tristeza nos impide normalmente el contacto social y relacionarnos con los demás de forma fluida y activa, solemos tener tendencia al aislamiento cuando estamos tristes, buscando así reflexionar sobre aquello que nos duele.
– A veces, cuando se repiten episodios de tristeza de forma continuada podemos llegar a experimentar lo que se llama “indefensión aprendida” que nos lleva a pensar que hagamos lo que hagamos todo seguirá saliendo mal.
“La tristeza también tiene su lado positivo: te hace reflexionar acerca de lo que realmente te importa.”
MIEDO
El miedo es la emoción que se produce por un peligro inminente que consideramos que puede dañarnos o dañar a personas de nuestro entorno.
– El miedo es la emoción más complicada y necesaria a la vez. Gracias al miedo las especies han podido sobrevivir, el miedo ha permitido al ser humano para huir o enfrentarnos ante algo que supone un peligro real para nuestra seguridad. Cuando sentimos miedo nos vemos obligados a tomar decisiones sobre qué situaciones queremos evitar.
– Lo malo del miedo es cuando aquello que tememos no es un peligro real, sino que se teme en base a la interpretación que hacemos sobre los acontecimientos. Nos proyectamos en futuro imaginado en el que las consecuencias de sentirlo serán negativas para nosotros. Cuando nos anticipamos y sentimos un miedo desmesurado hacia algo, sufrimos lo que se llama ansiedad.
“No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor.”
IRA
La ira es una emoción negativa que aparece cuando nos enfrentamos a situaciones que consideramos frustrantes o dañinas para nuestra integridad o la de las personas que nos importan. Cuando sentimos ira nos sentimos amenazados y con ello sentimos la necesidad de defendernos.
– La ira nos lleva a tomar decisiones muchas veces inadecuadas. Cuando sentimos ira nos cuesta pensar racionalmente y el enfado nos ciega, expresando afectos negativos hacia el foco de nuestra frustración, ya sea una persona o una situación, sin haber reflexionado sobre ello previamente.
– Es la emoción más dañina tanto para nosotros como para los demás, lo ideal es aprender a detectarla y poder canalizarla, antes de convertirnos en una olla exprés a punto de explotar.
– Una persona que vive con ira es una persona infeliz que no es capaz de hacer feliz a los demás.
“No os entreguéis demasiado a la ira; una ira prolongada engendra odio.”
ASCO
El asco es la respuesta emocional que damos ante alguna cosa que no nos gusta, que nos resulta desagradable.
– Las respuestas de asco son muy intensas y características, es casi imposible disimular cuando algo nos produce asco.
– La función de supervivencia es la de protegernos ante una posible intoxicación o envenenamiento, pero cuando sentimos asco hacia algún alimento no tóxico suele estar relacionado con alguna mala experiencia previa que asociemos a ese alimento.
– No sólo sentimos asco por la comida o por olores de distintas sustancias, sino que las ideas morales que son desagradables para nosotros y las personas que las representan también nos producen esta emoción.
“El asco podría considerarse una emoción derivada de la propia civilización cuyo cometido es la protección y preservación de los valores culturales del momento”
Miller- 1997
SORPRESA
La sorpresa es un estado emocional resultado de un evento inesperado.
– Es la emoción más breve que se conoce. Se produce de una forma súbita ante una situación novedosa y desaparece con la misma rapidez que apareció. Además suele convertirse también rápidamente en otra emoción, la que sea congruente con el estímulo que desencadenó la sorpresa.
– La situación sucede con tanta rapidez que cuando nos vemos sorprendidos por algo tenemos muy baja capacidad de control y muy baja capacidad de predicción.
– La sorpresa prepara para afrontar de forma efectiva los acontecimientos repentinos e inesperados. Facilita procesos atencionales, las conductas de exploración y el interés o curiosidad por situaciones novedosas.
“La vida es la constante sorpresa de saber que existo.”
Con este texto me gustaría resaltar la importancia que tiene conocer nuestras emociones y tomarnos tiempo suficiente para atenderlas y entenderlas.
Tus emociones pueden ser tu gran fortaleza o por lo contrario tu gran debilidad. Si aprendes a conocerlas y a gestionarlas, serás un gran artífice de tu realidad: de tu felicidad.
Laura Moreno Jiménez-Bravo